lunes, 17 de abril de 2017

Al Qaeda, Qatar, los Hermanos Musulmanes, Hamas y la Autoridad Palestina saludan el "triunfo" de Erdogan. Los luchadores democráticos debemos repudiar el fraude

Por Juan Giglio 

Inmediatamente después de que la junta electoral anunciara que el Sí había ganado el Referéndum Constitucional turco, y a pesar de las denuncias de fraude planteadas por el conjunto de la oposición, varias organizaciones y personalidades internacionales se apuraron a saludar al presidente Erdogan, como grupo Ahrar Al Sham, la filial de Al Qaeda en Siria.

“Felicitamos a nuestro hermano Presidente Tayyip Erdogan y le deseamos éxito en sus esfuerzos para levantar Turquía y el mundo del Islam”, señaló el grupo terrorista fundado por la CIA y los servicios secretos turcos – MIT – de Arabia Saudita y Qatar. 

No es ninguna casualidad que el primero en aplaudir la victoria del “Sultán” haya sido el Emir de Qatar, Sheikh Tamim Bin Hamad Al Thani, a quien se le sumaron el presidente de la Autoridad Nacional Palestina Mahmoud Abbas y Izzet Er-Resa, uno de los líderes del Movimiento de Resistencia Islámica palestino, Hamas.

En tanto, Talaat Fahmi, portavoz de los Hermanos Musulmanes de Egipto, declaró que con el referéndum “Turquía dio una lección de democracia al mundo”, a pesar de que esto signifique que, a partir de ahora el Ejecutivo estará representado totalmente en el presidente, pues tiene la facultad de imponer a su gabinete en función de sus propios intereses.

El sistema parlamentario queda totalmente debilitado, pues Recep Tayyip Erdogan tendrá la facultad de enviar decretos que antes le correspondían a la legislatura. En el caso de lo judicial, obtiene la posibilidad de nombrar una parte de los funcionarios de dicho órgano, lo cual incrementa geométricamente el poderío y la impunidad presidencial.

Complementariamente, junto con liderar a su propio partido legalmente y meter sus manos en la justicia, Erdogan podrá suspender cuando se le ocurra el funcionamiento del Parlamento, gobernando mediante decretos, además de reconfigurar el Tribunal Constitucional y al Consejo de Jueces y Fiscales, que es el mayor órgano judicial turco.

Otro de los objetivos que se comenzó a plantear el dictador turco es la imposición de la pena de muerte, de manera de contar con mayores herramientas represivas que le permitan aplastar la resistencia de los trabajadores y el pueblo de su país, particularmente de los kurdos y las kurdas que constituyen la etnia mayoritaria del sudeste turco o Bakur.

A diferencia de los grupos y personalidades que aplauden la profundización de la dictadura en Turquía, los partidos y dirigentes de todo el mundo que se reivindiquen democráticos, progresistas, de izquierda, antiimperialistas o defensores de los derechos humanos, tienen que repudiar esta nueva maniobra del jefe de la segunda potencia de la OTAN.

El fortalecimiento del régimen islamizante y dictatorial de Erdogan será utilizado por los grandes monopolios internacionales y turcos para consolidar su dominio al servicio del saqueo de los recursos, no solo en Turquía sino del conjunto de Medio Oriente, mediante la utilización de su ejército genocida, las bandas adictas y en unidad con sus socios regionales.

En todos los países del planeta hay que movilizarse hacia los poderes de turno para exigir la ruptura de relaciones con la dictadura teocrática y terrorista de Erdogan, solidarizándose con la resistencia democrática y el pueblo kurdo, que pelea heroicamente en el sudeste a pesar del estado de sitio, las ejecuciones sumarias y los miles de presos/as y torturados/as.

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