El 16 de marzo de 1988 fue un día oscuro y siniestro para el
pueblo kurdo. Durante esas 24 horas, el gobierno iraquí de Sadam Husein cometió
una masacre en la ciudad de Halabja, en el que sus fuerzas armados desataron un
ataque químico que produjo el asesinato de más de 5000 personas. Desde sus
aviones, el entonces gobierno de Irak lanzó gas nervioso y una primitiva
versión de gas mostaza.
Halabja, a tan sólo 10 kilómetros de Irán, no fue elegida al
azar. Esta pequeña ciudad había sido escenario durante los meses anteriores de
importantes protestas contra la guerra entre Irak e Irán. El ataque fue el
punto culminante de la campaña de Anfal (Botín de guerra, mismo nombre de una
“sura” –capítulo- de Corán) para aleccionar a los kurdos.
Ante este nuevo aniversario de la masacre, la Unión de
Comunidades del Kurdistán (KCK) emitió un comunicado en el “conmemoramos a las
víctimas de Halabja con gratitud y respeto, y reiteramos nuestro compromiso de
honrar su memoria en la unidad nacional y la lucha para lograr la libertad de
Kurdistán”.
El KCK explicó que la masacre de Halabja fue perpetrada
sobre la base de la mentalidad de un Estado-nación centralista que niega la
existencia de los kurdos. La organización remarcó que todavía hoy se le niega
la existencia al pueblo kurdo, como también perdura la ideología de un
“Estado-nación colonialista genocida”. Como ejemplo de esto, apuntaron contra
ISIS y el Estado turco, quienes cometen ataques y asesinatos entre los kurdos
de Siria y Turquía.
Por eso, señaló el KCK, “las mentalidades genocidas que
ignoran las diversidades y los modos de pensar de gobernantes autoritarios
centralistas necesitan ser aniquilado”. El KCK llamó a construir una
“mentalidad democrática” y destacó el “papel histórico” que juegan los kurdos
“en la democratización de Oriente Medio”.
Quienes construimos el espacio unitario Kurdistán Desde el
Sur nos solidarizamos con la conmemoración de esta masacre perpetrada contra el
heroico pueblo kurdo, declarando que no habrá salida para sus deseos de
autodeterminación nacional, social y de género sin acabar con las dictaduras
regionales que los aplastan – Irán, Siria, KRG, Turquía, Israel, Iraq –
imponiendo una Federación de Estados o Regiones Autónomas de carácter
Socialista.
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