martes, 3 de enero de 2017

¿La policía turca liberó la zona para facilitar la masacre de la discoteca Reina?

Por Graciela Monari

De acuerdo a un artículo de la agencia alemana DW, “El ataque terrorista contra la discoteca Reina –un conocido local nocturno de Estambul frecuentado por celebridades– ya se auguraba mucho antes de que los sectores más modernos y orientados hacia Occidente de la sociedad turca vocearan la cuenta regresiva que marcó el final del año 2016.”

Es que, “durante semanas, los imames (oradores), los hodscha (sabios) y otros charlatanes condenaron las celebraciones de Año Nuevo en las redes sociales. Y al hacerlo no se inhibieron de tachar de "infieles” a los simpatizantes de la cultura occidental, con lo cual los convirtieron en blancos de actos de violencia.”

Sin embargo, lo más grave del caso es que la oficialista “Oficina de Asuntos Religiosos, un gremio de alto rango en esa república secular, se pronunció en contra de las festividades de fin de año –calificándolas de incompatibles con la cultura musulmana– en su prédica del pasado viernes (30.12.2016), dirigida a todas las mezquitas del país”.

Por todo esto, la pregunta que se hacían los periodistas, aún los menos avezados, ya no era si los islamistas fanáticos empuñarían armas durante la Nochevieja, sino dónde. En ese sentido, y con el aparente objetivo de evitar un baño de sangre, la noche del 31 la policía turca desplegó 17.500 oficiales en Estambul.

No obstante esto, frente a la discoteca Reina apenas había un solo agente, que cayó muerto por las balas de la AK47 que empuñaba el miliciano de ISIS, que lo atacó antes de ingresar al local para disparar contra la multitud. Teniendo en cuenta lo “infectado” que está el estado turco del virus jihadista -inoculado por el mismísimo Erdogan- no sería raro que alguien de la policía le haya “liberado la zona”.

Por todo esto, no es extraño que este personaje, cuyos datos ya fueron dados a conocer, haya podido escapar tan fácilmente después de matar y herir sin compasión durante varios minutos, en los cuales no se hizo presente ninguna patrulla de las tantas que pululaban por Estambul buscando supuestos “terroristas”.

La policía nuevamente está bajo sospechas, ya que fue un integrante de uno de sus cuerpos de “elite” quien fusiló al embajador ruso en Ankara días atrás, cobrándose venganza por la entrega de Alepo por parte de Erdogan, que después de esta “traición” se arrodilló ante sus viejos enemigos Putin, Bashar al Assad y Rohuani.

La noticia del sitio alemán termina indicando que “Encandilado por su propia meta –la de convertir al país euroasiático en una república presidencialista y erigirse en el único soberano sobre su territorio–, Recep Tayyip Erdogan comete un error de cálculo tras otro y, así, conduce a Turquía hacia la autodestrucción. Atrás han quedado los tiempos en que Erdogan entusiasmaba a la Unión Europea y también a Alemania con su talante reformador.”

Más allá del sentido burgués de la nota, que se preocupa por el giro “anti europeo” de Erdogan, pega en el clavo cuando caracteriza que Turquía camina hacia la “autodestrucción”, porque lo que está ocurriendo no es la expresión de un régimen que está fortaleciéndose debido a sus aciertos políticos y militares, sino todo lo contrario.

Después del fallido golpe de estado y el cambio abrupto de política exterior hacia la guerra de Siria – sumados a la crisis económica y social interna – el gobierno quedó inmerso en una situación de total y absoluta fragilidad. La izquierda y los sectores consecuentemente democráticos de Turquía, deben aprovechar estas circunstancias para unir fuerzas alrededor de la gran tarea que deben emprender: echar al gobierno e imponer una salida democrática.

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