lunes, 17 de octubre de 2016

Turquía continúa avanzando hacia Aleppo, gracias al apoyo de los enemigos del pueblo kurdo: EE.UU., Rusia, Irán y Al Assad

Por Juan Giglio


Según Arab News del 16 de octubre, las fuerzas islamitas “moderadas” del FSA o Ejército Sirio Libre, “tomaron sin ningún tipo de resistencia la emblemática localidad de Dabiq”, que hasta ese momento estaba controlada por las milicias de Estado Islámico.  

Arab News, que es la agencia de noticias del rey de Arabia, indicó que “un comandante de la brigada siria Hamza Brigade declaró que los combatientes de Daesh ofrecieron una mínima resistencia”.

Aunque es un pueblo pequeño, Dabiq tiene un alto valor estratégico, porque está ubicado en la ruta que conduce hacia otra localidad mucho más significativa -hoy por hoy asediada por todos los sectores en pugna- como es Al-Bab.

Saif Abu Bakr, jefe del FSA a cargo de la toma de esta localidad, dijo que “un poco más de 2000 combatientes opositores la tomaron con el apoyo de tanques y artillería del ejército turco, al mismo tiempo que los extremistas dejaban el terreno de la villa totalmente minado.”

Estado Islámico había tomado control del pueblo, que en ese momento contaba con una población de 3000 habitantes, en agosto de 2014. Con este movimiento, el FSA -apoyado por el régimen turco- se están acercando a uno de los últimos bastiones de ISIS en la provincia de Aleppo.

La toma de Dabiq sin “resistencia”, igual que la de Jarabulus, demuestra que esta “ofensiva” es una farsa montada por Turquía, que afeitó a los combatientes de ISIS, les cambió sus uniformes y los presentó como “combatientes moderados del FSA.”

La política de Recep Tayyip Erdogan continúa siendo la misma, porque por un lado -con o sin los mercenarios de ISIS- mantiene el objetivo de reconstruir el viejo imperio otomano, extendiendo su influencia hacia Siria e Iraq; de ahí su insistencia en participar activamente en la batalla por Mosul, que comenzó a librarse en estos días en Iraq.

Por el otro, porque mientras hace esto se propone uno de sus objetivos prioritarios: aplastar los cantones de Rojava, que son una amenaza a su poderío debido a la influencia “subversiva” que estos tienen hacia adentro de Turquía, que cuenta con la población kurda más grande del mundo.

Para esto, el régimen liderado por el “Sultán” Erdogan cuenta con el apoyo de la presidencia de Estados Unidos, Putin, Irán y el mismísimo Bashar Al Assad, quien más allá de las diferencias que mantiene con Turquía y sus políticas expansionistas, coincide en un punto central, que es el de liquidar l resistencia del pueblo kurdo.

Los/as luchadores/as de Rojava deben asumir que esta realidad demuestra que no conquistarán la libertad, la democracia y el federalismo por el cual pelean de manera heroica, sin derrotar a todos estos enemigos, apoyándose en la solidaridad de los únicos dispuestos a brindársela sin condiciones: los trabajadores y los pueblos de Medio Oriente, Europa y el resto del  mundo.

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