domingo, 9 de octubre de 2016

Justicia iraní condena a muerte a otra mujer kurda

Zeinab Sekaanvand Lokran, una joven kurda de 22 años de edad de Irán, está en peligro de ser ejecutada tras un juicio injusto en el que fue condenada por el asesinato de su marido. 

Ella tenía 17 años de edad en el momento del crimen. Podría ser ejecutada el 13 de octubre en virtud de qisas -ojo por ojo- por el dictamen de un juicio que se realizó en octubre de 2014 en Azerbaiyán Occidental. 

Luego de ser detenida, en febrero de 2012, "confesó" el asesinato de su marido, con el que se había casado a la edad de 15, después de haber sido torturada con golpes en todo su cuerpo por agentes de policía de sexo masculino.

En su “confesión”, impuesta en base a estos procedimientos, la joven kurda declaró que había apuñalado a su pareja porque este rechazaba sus reiteradas pedidos de divorcio, sometiéndola durante meses a tremendos abusos físicos y verbales. 

Solamente se le proporcionó un abogado -designado por el Estado- para que actúe apenas en la sesión del final del  juicio, justo cuando ella se retractó de su "confesión", diciéndole al juez que el hermano de su marido, que la había violado varias veces, había sido el autor del crimen.

A pesar de que tenía 18 años de edad en el momento de los hechos, el tribunal no aplicó las disposiciones correspondientes en estos casos de detención de menores. Para reclamar por la vida de esta mujer, se puede escribir a las autoridades iranís pidiéndoles que se lleve a cabo una investigación independiente y exhaustiva de las denuncias de tortura y otros malos tratos sobre Zeinab Sekaanvand, 

En la petición se puede recordarles que existe una prohibición absoluta del uso de la pena de muerte por delitos cometidos por menores de 18 años de edad bajo el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos y la Convención sobre los Derechos del Niño.

La justicia iraní comete diariamente este tipo de atropellos contra sus trabajadores y pueblo pobre, principalmente integrantes de las etnias oprimidas por la política del estado persa, como las constantes ejecuciones contra militantes de la causa kurda, acusados de ser “enemigos de Dios”.

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