Por Claudio Colombo
Una docena de canales de televisión kurdos y alevís fueron clausurados
en la tarde del miércoles por el
gobierno turco, en el marco de las severas medidas que el régimen viene
adelante luego del fallido golpe de estado del 15 de julio. Los canales
clausurados incluyen a Zarok TV -infantil- el primero de su género en idioma
kurdo.
Las señales fueron cortadas el miércoles a la noche y
removidas del TURKSAT desde la ciudad de Diyarbakir, mayoritariamente kurda. Los
alevís pertenecen a una secta shiita heterodoxa, cuyos adherentes componen cerca
de un quinto de la población de Turquía y están diseminados étnicamente entre turcos
y kurdos.
Cuatro canales emitían lenguaje kurdo, tres más lo hacían
parcialmente, mientras que los otros tres utilizaban la lengua turca, aunque
todos han sido caracterizados “como favorables a la causa kurda”. Los voceros del
canal izquierdista Sesi TV, dijeron que “su prohibición fue la culminación de
meses de acoso del régimen en todos los niveles, incluidos el económico y el administrativo”.
“La emisora fue puesta en el aire diez años atrás para ser
la voz de los trabajadores, las fuerzas seculares, quienes luchan por la paz y
todos las personas oprimidas y explotadas” continuó explicando este
representante de Sesi TV, que terminó su declaración diciendo que “con estas acciones
el gobierno del AKP está demostrando que no serán permitidos los medios que no
sean cómplices de sus políticas”.
Dos emisoras de radio en idiomas turco y kurdo,
respectivamente, fueron cerradas en el marco de esta durísima ofensiva gubernamental,
cuyo supuesto objetivo es “depurar” a las instituciones y organizaciones que
tengan relaciones con el clérigo Fethllah Gulen, quien fue acusado de impulsar
el intento golpista.
Sin embargo, los arrestos, las clausuras y las cesantías han
alcanzado muchos sectores que no tienen ninguna vinculación con Gulen, como los
kurdos, los partidos de izquierda y los miembros de la minoría Aleví, quienes
están siendo afectados por medidas correspondientes al estado de emergencia,
que continuaría durante los próximos meses.
En este contexto, el jueves de la semana pasada, fueron
cerrados todos los puestos de venta o distribución de bebidas alcohólicas de la
provincia de Yozgat, en la provincia de Anatolia. Mientras tanto, el presidente de Turquía, Recep
Tayyip Erdogan, advirtía que el “estado de emergencia podría ser extendido más
allá de octubre, que es la fecha en la que debería expirar”.
"En la reunión del Concejo Nacional de Seguridad, hemos
coincidido en que tres meses no es suficiente para limpiar al sistema de
terroristas”, afirmó Erdogan, que además denunció a los gobiernos extranjeros
que “critican las medidas draconianas tomadas a continuación del golpe… ya que nadie debería decirnos lo que debemos
hacer…”
Yendo a otro tema, el presidente criticó al tratado de
Lausanee, que dio lugar a la creación de la modera República de Turquía,
alegando que “entregamos las islas del Egeo a Grecia” y preguntándose si eso “constituyó
una victoria”. De esa manera, el “Sultán”
Erdogan volvió a hacer explícitos -aunque de manera elíptica- sus deseos de “recuperar”
parte del territorio perdido por el viejo imperio otomano.
Tan grande es la ofensiva que promueve y ejecuta el régimen contra
los derechos y libertades democráticas, que, según el ministro de cultura Bekir
Bozdag, “más de 70000 personas están siendo investigadas” luego del intento
fallido del golpe, mientras “cerca de 32000 se encuentran bajo custodia”. Según
los analistas, estos procesos son los más importantes de toda la historia de
Turquía.
Fuente:Middle East Eye / http://www.middleeasteye.net/
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