Por Juan Giglio
Según el portal
de internet catalán Kurdiscat: “La limpieza político-religiosa afectó ya a
15.200 maestros del sector público que fueron expulsados de sus empleos.”
Mientras tanto “Erdogan revocó la licencia para enseñar a otros 21.000 maestros
del sector privado y todos los decanos de universidades -1577 profesionales- fueron
obligados a dimitir.”
“Tampoco el
sector comunicativo quedó sale inmune del golpe, ya que el régimen retiró la
licencia a 25 canales de TV y radios, dos días después de borrar de un plumazo
a una veintena de medios digitales. Así mismo se ha vetado a los investigadores
y académicos que trabajan en el exterior para que puedan salir de Turquía.”
Mientras tanto, en
las sedes del Partido Democrático de los Pueblos (HDP) -frente de la izquierda y centro izquierda pro kurda- cuentan
las horas para que la operación de limpieza lanzada por las fuerzas de
seguridad toque a sus puertas.
Según declaraciones
de Ali Ipekli -miembro de la dirección de ese partido en Estambul- él y sus
compañeros están pendientes de las noticias de los periódicos del día y de la
reunión del Consejo de Seguridad que preside Recep Tayyip Erdogan en Ankara.
“Estamos ante un
golpe doble, primero el que intentaron los militares, y ahora el que está dando
Erdogan, un líder más peligroso que nunca porque se siente herido, así que
seguro que no tardaremos en pagar nosotros los platos rotos, como es habitual”.
“Ahora son los
gulenistas” -en referencia a los seguidores del clérigo Fetulá Gulén a quien
Erdogan culpa por la asonada- comenta Samil Altan, expresidente del
HDP en Estambul, que apunta a que "es un momento de especial debilidad para las
Fuerzas Armadas porque han detenido a muchos generales.”
En ese contexto,
este mismo dirigente dijo que “Los mandos que ayer recibían medallas por
bombardear el Kurdistán, ahora están encerrados, razón por la cual intentarán atacarnos
cuando esté más fortalecidos y puedan disimular el actual caos interno”.
Más allá del
fortalecimiento coyuntural del gobierno de Erdogan, el quiebre de su principal
institución represiva lo terminará debilitando en su lucha contra
el poderoso movimiento kurdo y la clase trabajadora turca. Si estos dos
sectores pelean juntos los
días del régimen estarán contados…
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